Cuando entró en casa, todo estaba oscuro. Lo normal por otro lado. No eran horas de que brillase el sol, y la luz apenas se intuía por entre los nubarrones del cielo. Pero como estaba bien acostumbrado a cada centímetro de esa casa, no tuvo ningún problema en llegar hasta el despacho y sentarse en el sillón frente a la mesa.
Se recostó hacia atrás y aún a oscuras, respiró hondo. Y entonces se dio cuenta. Una alarma saltó de inmediato en su cabeza y encendió la luz de la mesa. Y allí estaba, cuidadosamente depositado. Se quedó largo rato mirando aquel sobre dirigido a él, pensando lo que contendría en su interior, aunque algo le hacía sospechar que sabía perfectamente lo que diría el manuscrito que contenía.
No obstante lo leyó y confirmó sus teorías. Lo habían descubierto. A pesar del tiempo que llevaba ligeramente apartado del mundillo, alguien ahora sabían a qué se dedicaba. Aunque apenas un par de minutos después de darse por encontrado, él también sabía perfectamente quien había escrito aquellas líneas de su puño y letra y las había dejado en su mesa. No en vano, en eso consistía su profesión.
Ciudad Sin Ley
P.D.: foto de Scott Stamile
Cazado, ouyeah… La palabra “investigador” y sus múltiples acepciones 😀
ouch!!!Gro, tan facil se lo he puesto? yo que queria darle un poco de intriga al asunto…bueno…que le vamos a hacer…siento no ser una rubia metro ochenta y de curvas pronunciadas!!
una gran clase la de hoy!
pase usted buena semana, nos vemos el martes!
😀
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